viernes, 30 de septiembre de 2016

Hombres sombra

Entre las propiedades mas descritas es que son sombras semi-traslucidas que poseen cierto grado de pensamiento y la luz no las atraviesa por ello tienen algo de densidad, En la mayoría de los casos tienen forma humana, y otras simplemente sin forma. Están mas presentes en lugares donde se han realizado rituales satánicos o de magia negra. Estas sombras no tienen un tamaño estándar, reportes dicen que tienen 1,80 a 2,10 metros, también pueden ser pequeños como el tamaño de un niño.
El Sombrerero: como se le conoce a esta entidad en el medio de la parapsicología,Es un fenómeno en el cual los testigos reportan ver una entidad de sombras vestida con un sombrero antiguo. Al parecer se trata de dos entidades una que tiene sobrero detective y otra que tiene un sombrero de copa. Este ultimo es el mas aterrador.
El primero el que tiene un sombrero de detective solo se le ve de pie este puede simplemente desvanecerse hasta que el testigo no lo ve mas, y no tiene una reacción aparente ante la gente.
Por ejemplo : muchas personas han reportado haberse topado con esta entidad que no hace nada absolutamente por segundos o minutos, entonces se mueve un poco y solo se desvanece.
El segundo sombrerero: El que tiene un sombrero de copa, Se dice que es una entidad distinta y muchas veces los testigos reportan sentir un temor absoluto al ver a esta entidad.
Muchos han portado que esta entidad se alimenta de su terror y no se desvanece, simplemente se retira caminando como lo haría cualquier persona. Algunos rasgos de esta entidad , es tener los ojos rojos o amarillos(incluso llega a parpadear).









Posibles Explicaciones al fenómeno

Alucinaciones: provocadas por consumo de drogas o efectos secundarios de la medicación y la interacción de agentes externos en el cuerpo humano.
Ilusiones: Cuando una persona estimula el lóbulo tempo-parietal, Imágenes observadas desde una zona periférica de la visión(reojo).
Pareidolia, una condición en la cual el cerebro interpreta incorrectamente los patrones al azar de la luz, sombra o textura como lo que sucede en las caras.
Hipnagogia: También conocido como “Estado de vigilia”, una condición fisiológica en la cual una persona esta entre despierto y sueño, Sucede que en un estado de ensueño(Hipnagogia).Las personas pueden ser conscientes e inconscientes de su entorno, es en el ultimo caso donde las personas pueden percibir imágenes del subconsciente. Es entonces donde perciben luces o sombras que se mueven alrededor.
La existencia de estas entidades han sido relacionadas con la religión, metafísica, parasicología, criptozoologia, demología y ocultismo, esto propone que los hombre sombra son creados por eventos de extremas emociones, traumas físicos, stress emocional. Se cree también que han sido llamados por medio de la magia negra y rituales de ocultismo, finalmente se especula que estas criaturas son de otra dimensión y ocasionalmente visitan la nuestra. Existen hipótesis que son criaturas de dos dimensiones relacionadas con los extraterrestres grises o reptiloides.




















Reptilianos

Una de las más grandes conspiraciones de todos los tiempos es la relacionada con reptiles humanoides que viven entre nosotros, infiltrándose en la sociedad humana con un único objetivo, esclavizar a la raza humana. Muchos teóricos de la conspiración afirman que estos seres reptilianos pueden cambiar de forma entre la reptil y la humana. Según las diversas teorías conspiranoicas, hay ciertos linajes descendientes de los reptiles que están en posiciones de poder, lo que les permite subyugarnos a su voluntad. Algunos mantienen que la mayoría de los líderes del mundo son seres reptilianos, siendo la clase dominante en todo el mundo a través de miles de años.
Como en muchas teorías hay variaciones sobre el origen de la“conspiración reptil”. Algunas personas afirman que estos seres reptilianos vinieron de otro planeta, mientras que otros creen que los reptiles son originarios de la Tierra y simplemente viven ocultos, esperando su momento. Algunos textos antiguos los llaman serafines, otros los llaman nagas o djinns. Según los grandes defensores de la conspiración reptiliana como John Rhodes o David Icke, afirman que en la antigüedad estos seres caminaban entre los seres humanos y gobernaron como dioses, usando sus poderes “espirituales” y su avanzada tecnología. Los humanos eran forzados a servir como esclavos. Se dice que esta convivencia fue la razón de las similitudes entre las muchas religiones del mundo. Existe un documento escrito por John Rhodes llamado “La Conexión Reptil-Humana”, donde se habla sobre los dioses sumerios que crearon genéticamente a los seres humanos para tener su propia raza esclava, y que un “dios caído”llamado Ea (también conocido como Enki) que enseñó a la raza humana a entender lo que estaba pasando permitiéndonos liberarnos de los reptiles.

La procedencia sobre el origen de los reptiles es una gran controversia. Algunos mantienen que los reptiles proceden de otro sistema estelar conocido como Alfa Draconis, mientras que otros afirman que los reptilianos evolucionaron de los dinosaurios en la Tierra antes de la existencia de los seres humanos. Pero todos coinciden en que los reptiles utilizan los vuelos interestelares y que en la actualidad vive en una red subterránea de cuevas en la Tierra, mas conocida como “la Tierra Hueca”. Otras de las creencias generalizadas es que los alienígenas conocidos como “grises” son en realidad otra raza genéticamente modificada creada por los reptiles como sirvientes.

El ojo

Ya ha pasado mucho tiempo, los días transcurren monótonos: no hay mucho que hacer en esta maldita habitación de paredes blancas. Es realmente aburrido, mi movimiento está limitado por una camisa de fuerza y unas cadenas que muerden mis tobillos.
Los recuerdos de la libertad yacen algo distantes, todo por culpa de aquella mujer, sin duda, la más hermosa en la que mis ojos se fijaron. Era simplemente despampanante, pero tenía un único defecto: sus sentimientos jamás corresponderían con los míos. No podríamos estar unidos por otra cosa que no fueran los lazos de sangre. Aquella mujer, mi madre, mi mayor deseo, era inaccesible. Desde aquel día en que puse mi vista en ella, mi vida cambió. No encontraba una razón para tales sentimientos. En muchas ocasiones traté de negarlos, pero era inútil: se convirtió en mi obsesión y razón de vivir.
Salíamos juntos, cosas normales en una relación madre e hijo, nos llevábamos muy bien. Ella no sabía nada de mis sentimientos. Cómo me hubiese gustado que esos momentos duraran para siempre. Sin embargo, no todo era perfecto, ese hombre, mi padre, era quien se robaba sus besos y caricias. Para mí era realmente insoportable, el solo verlos abrazados creaba una sensación en mi interior similar a una puñalada. Los celos me carcomían, lo miraba con desprecio. Si no fuera por él, ella sería solo y exclusivamente para mí.
Mis notas en la escuela comenzaron a ser realmente bajas, no cabía otro pensamiento en mi cabeza que no fuese ella. Toda la clase me la pasaba haciendo dibujos de ella o contemplando a escondidas una foto que había robado del álbum familiar. Es una lastima que aquella foto me hubiese traído tantos problemas. Uno de los chicos de mi clase me sorprendió mirándola. Me quitó la foto. Recuerdo haberlo amenazado. Él se rió en mi cara y posteriormente rompió la preciada foto. No pude contenerme, mi puño se estampó en su cara, la pelea inició. No recuerdo mucho, solo quería hacer que pagara por lastimar a mi madre.
Me suspendieron durante dos semanas, en las cuales no hacía más que escuchar a mi madre reprochándome lo que había hecho; para mi fortuna, no se llego a saber acerca del causante del incidente.
Puesto que estaba castigado, no podía salir con mis amigos, pero eso no tenía la mínima importancia, ya que pasaba todos los días con mi madre. Debo admitir que después de unos días, sus sermones se volvieron repetitivos y molestos, llegado al punto que en un ataque de rabia le grité como nunca antes lo había hecho. Ella solo lloro, pero mi padre me abofeteo. No lo culpo, me sentí horrible por lastimar de ese modo al amor de mi vida.
El regreso a clases fue aburrido, mis notas seguían empeorando, ya ni siquiera podía dormir de noche, solo pensaba en ella. Comencé a verla en todas partes, escuchar su risa y dulce voz, sentir sus abrazos pero estos eran fríos.
Una tarde, salimos a pasear en familia, ya no recuerdo a que íbamos, solo recuerdo estar muy cansado y un poco dormido en el asiento trasero. Mi padre conducía mientras charlaba con mi madre, que estaba sentada a su lado. El destino se lo lleva todo en cuestión de segundos, todo por esa maldita curva. El auto voló unos metros antes de impactar violentamente contra el pavimento. El vidrio del parabrisas y el mismo choque me afectaron el ojo derecho, el cual tuvieron que extirpar, además de causarme fracturas y raspones. Mi padre sufrió lesiones más severas, pero mi madre, mi dulce amor, murió instantáneamente.
Era extraño, ella ya no estaba, pero aun podía verla podía escucharla. Reí, hablaba con ella, me decía que todo había sido culpa de papá, y era cierto: si no fuese por él, ella estaría viva.
Mi odio por él se apoderó de mí. Tenía que hacerlo pagar, él no quería que mamá fuese de nadie más, por ello la mató, me la quitó. Nunca se lo perdonaría, debía sufrir.
Una noche, cuando llegó del trabajo decidí, que sería hora de exterminarlo, por mi madre. Busqué algo que me pudiera ser de ayuda, y como caído del cielo allí estaba, el cuchillo militar de mi padre. Me sentía ansioso. Guardé el cuchillo en uno de los bolsillos de mi sudadera y lo esperé para cenar.
Durante la cena permanecimos callados. Podía ver la figura de mi madre, tan hermosa como siempre, que me observaba desde un rincón. Cuando él se levantó para llevar los platos a la cocina, decidí que era el momento indicado. Caminé lentamente detrás de él, saqué el cuchillo y se lo clavé en el hombro. El torrente carmesí comenzó a decender. Mi padre se tomó el hombro emitiendo un quejido.
-Esto es por mamá, tú me la quitaste. Sabías que la amaba, te mandaré al infierno.
Él me miraba extrañado. Le pateé la cara, mi padre escupió un poco de sangre. Antes de encajar nuevamente el cuchillo en su carne, pude escuchar la voz de mi madre. Comencé a verla en todas partes, sus gritos retumbaban en mi cabeza. Se volvió insoportable, solté el cuchillo y me llevé las manos ensangrentadas a los oídos. Quería que parara, su risa me estaba enloqueciendo.
Aprovechando esto, mi padre agarró un objeto, que no pude distinguir, con el cual me golpeó fuertemente en la cabeza. Todo se nubló, pero las risas no desaparecían. Perdí el conocimiento.
Me llevaron a juicio en donde me declararon demente. Me enviaron a un hospital psiquiátrico, el lugar donde me encuentro ahora. No he dejado de ver y escuchar a mi madre, aunque solo puedo verla con mi cuenca vacía.
Las enfermeras y los doctores se aparecen muy rara vez por aquí, quizás tengan miedo de sufrir el mismo destino que algunos de sus compañeros. Ya me harte de estar aquí, he decidido escapar. No me costó mucho trabajo zafarme de la camisa, aunque los grilletes fueron un poco más complicados. No entiendo por qué las enfermeras gritan al verme. Sus voces me resultan realmente molestas. Solo provocan que la risa de mi madre se vuelva más intensa dentro de mi cabeza, por ello tengo que callarlas.
Estar libre es estupendo, aunque el espectro de mi amada aún me atormenta con su risa. La única forma de hacer que se detenga es hacer que las demás personas se callen. Cuando dejan de respirar y gritar, puedo tener unos momentos de tranquilidad. Por ello me desharé de cualquiera que se interponga en mi camino, cualquiera que no me deje estar en paz con el amor de mi vida.

El retrato

Carlos y María, una pareja de esposos caminaban de la mano por un refulgente y ardoroso puerto de acapulco.
Estaban en esa etapa de la vida en la que, sin pensárselo muy bien, la felicidad parecía perpetua y las cosas no podrían estar mejor: Carlos tenía un buen trabajo, María había sido aceptada en la mejor universidad del Estado en bellas artes y su pequeño hijo Andrés, cada día lucía más rozagante e intrépido.
-Mira, ese hombre de allá parece estar pintando algo, sabes que me encanta el arte callejero- Sugirió socarronamente María a Carlos convenciéndole mientras le mordía el lóbulo de la oreja izquierda.
-Cuando haces eso, no puedo resistirme- Respondió Carlos.
-Bienvenidos a mi iluminada oscuridad- Saludó un Anciano arrodillado en el suelo sin levantar la vista- Joven, dama; tan distinguida y moza pareja sería una maravillosa musa para mi próximo retrato, son tan amables de ser mis modelos vivos?- preguntó.
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-Oh, claro que sí, sería un gran hon….-María interrumpió sus palabras cuando el anciano levantó la cabeza y mostró sus ojos grises, no había que ser médico para saber que estaba ciego.
-Muy bien-Dijo el anciano mientras esbozaba una inquietante sonrisa-a su edad, sería natural que tuvieran hijos, al menos uno, no es verdad?- Ambos asintieron con la cabeza-a él también le retrataré, si me lo permiten, claro está.
Carlos y María se turnaban vistazos entre aquél oleo improvisado del suelo y sus caras de desconcierto. Lentamente, como una serpiente, ese desconcierto mutaba de piel para convertirse en horror al notar que, aquel hombre ciego, no solamente los estaba retratando idénticos, como nunca antes habían visto; sino que también, su hijo Andrés era un calco de sí mismo.
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-Y bien, ¿cómo les ha parecido?, disculpen la tardanza, pero no quería escatimar detalles. Espero que no les haya molestado tomarme la osadía de retratar al perro, sé que lo quieren mucho- Exclamó el hombre luego de terminar la oreja de Bristol, el perro de la familia.
Carlos y María sintieron pavor, pero fascinación a la vez; María, llevada por su amor hacia el arte y porque odiaba ser descortés , le felicitó y con mucho afán, le preguntó cuánto debían por la obra.
-No se preocupen, amigos míos, ésta obra la pagarán ustedes mismos; por haber sido tan gentiles de servirme de modelos-Expresó el hombre quien al terminar la frase mostró una hilera de dientes ocre, como de hiena.
Todo quedó allí, sería una gran anécdota, el anciano ciego que los retrató idénticamente, también a su hijo y a su perro ausentes. Seguro la contarían en navidad, mientras las familias de ambos se reunían.
Orlinda, la ama de llaves, llevaba poco tiempo con ellos y si bien era muy quisquillosa con la limpieza, tenía serios problemas de motricidad; últimamente Carlos había echado de menos algunas objetos personales, sin embargo, siendo abogado, prefirió darle el beneficio de la duda.
Carlos dejó un sobre con su liquidación laboral del año pasado en su cómoda, se acomodó toscamente la corbata y bajó las escaleras, una vez en la planta baja, se sorprendió porque, antes de partir hacia el trabajo, Bristol no había salido a saludarle, y tampoco había orinado el periódico (como hacía cada mañana); llevaba prisa y omitió el detalle; al cerrar la verja del jardín, vio el cuerpo muerto de lo que parecía ser Bristol, ya que, el cúmulo de órganos y huesos extendidos tras cada nuevo vehículo que pasaba por encima ya no tenía forma. Hace mucho no sentía una lágrima en su mejilla, pensó despedirlo como se debe en la noche, mas por ahora, tenía una importante audiencia.
Él afrontó la audiencia con tesón, hizo de tripas corazón y le salió al paso a un importante caso; sin embargo, al salir, y a pesar de que era un tipo duro, no pudo evitar llorar por su amigo Bristol. Había estado con él incluso antes de conocer a María. Ya en el auto, su celular sonó, contestó desde el auricular.
-…María…María ( la voz entrecortada de su madre)…María está muerta.
Carlos intentó preguntar, pedir detalles, pero la madre de María estaba abatida por la congoja y nada se le entendía. Quería pensar que era un error, una broma de pésimo gusto, pero empezó a recibir más llamadas y mensajes iguales:
” María está muerta”.
María asistía a una exposición de arte moderno, era uno de sus planes preferidos y este en especial lo había esperado durante meses. Uno de los estantes del cuadro más valioso e inmenso de la exposición, luego de que una tuerca que sostenía su lado derecho reventara, se avalanzó sobre María y casi le cortó por completo la cabeza.
Carlos se dirigía a casa, con la esperanza de encontrar a sana a su mujer, de que alguien le explicara qué demonios pasaba<> Recordó, que dos días antes Bristol había mordido justo el extremo donde éste mismo se encontraba sosteniendo un hueso, y que el pequeño Andrés había cortado “inocentemente” la cabeza de su mamá del retrato, pues la necesitaba para el árbol genealógico que le pidieron como tarea en la escuela.
Al llegar a casa, y con el peor presentimiento de su vida, fue a buscar el retrato.
-¿Señor, qué le pasa, por qué desvarata la casa?-le preguntó Orlinda quien escondía un extraño sobre en su delantal, al notar que Carlos revolcaba y tiraba todo lo que se le cruzaba.
-No encuentro el jodido retrato,!¿ dónde demonios está el jodido retrato? !
Orlinda se tomó la cabeza, y en una expresión de perplejidad y alivio,y aún sabiendo que recibiría el sermón de su vida,le señaló la cubeta llena de agua con la que estaba lavando el living.
-Ah…es eso, perdóneme patrón, yo estaba limpiando y no me dí cuenta cómo se me cayó, espéreme ya se lo limpio-exclamó casi orgullosamente con voz rechinante, como de bisagra vieja.
Carlos se apresuró, sacó el retrato de la cubeta y vio como la parte inferior del mismo, donde se ubicaba el pequeño Andrés por su estatura, estaba inundada; instintivamente corrió como pensó que ya no podía correr y se asomó a la piscina para ver…a Andrés flotando.
Sacó su blando y liviano cuerpo, lo posó en sus rodillas, y lloró, desconsolado, como el niño que ya no era.Después de varios segundos de sollozos y llanto contínuos, Carlos levantó la cabeza y notó el retrato a su costado.
-Maldito viejo hijo de puta, tú me hiciste esto ! ¡ya no me importa nada! ¡Arghhhhhhhh!-Con sus robustas manos, rompió en pedazos el retrato sin notar que, detrás de él, estaba Orlinda con un gran bolso lleno de joyas , y con el sobre, apuntando una Smith and Wesson 38 en su sien.
El disparo traspasó el cráneo de Carlos y llegó hacia la piscina produciendo un baile tímido de hondas en el agua. En el suelo, la sangre coloreó varias baldosas; el cuerpo de Carlos seguía acurrucado sosteniendo el cuerpo de su hijo, ambos sin respirar; ya no estaba Orlinda, y tampoco los pedazos del retrato…